Cuando la familia crece, surgen nuevas necesidades de espacio, intimidad y comodidad. Es cuando muchas familias optan por lo que en el sector se conoce como mercado de reposición: cambiar de vivienda para adaptarse a una nueva etapa vital. Una de las fórmulas más comunes es alquilar la vivienda habitual para comprar o alquilar otra más grande. Si estás en esa situación, toma nota de todo lo que necesitas saber.
Marina y Pablo llevaban cinco años viviendo en un piso que compraron en el centro de la ciudad. Aunque era pequeño —una habitación, cocina americana y una terraza donde apenas cabían dos sillas y una mesita—, era perfecto por ubicación: cerca de sus trabajos, zonas de ocio, supermercados y transporte público. Para una pareja sin hijos era ideal.
La llegada de su primer hijo, Ángel, supuso un pequeño reajuste. Le hicieron hueco en su habitación, reorganizando muebles. Sabían que esa solución era temporal. Cuando nació Claudia, la situación se volvió más complicada: los dos niños compartían la habitación y Marina y Pablo se trasladaron al sofá cama del salón.
Fue entonces cuando comenzó el planteamiento serio: “¿Y si cambiamos de casa? ¿Y si alquilamos nuestro piso para comprar o alquilar uno más grande?”. Había llegado el momento de dar el paso hacia una nueva etapa.
¿Alquilar o comprar?
Con previsión, hicieron lo primero que se debe hacer: analizar los números. Con una hoja de cálculo, Pablo y Marina estudiaron dos alternativas claras:
- Alquilar una vivienda, que les ofrecía menos trámites, flexibilidad para cambiar si no se adaptaban bien y menor compromiso financiero inicial.
- Comprar una nueva vivienda, que les permitía aumentar su patrimonio invirtiendo en un activo que podría revalorizarse con el tiempo, aunque requería un mayor esfuerzo financiero.
Para ambas opciones, había un elemento en común imprescindible: conocer el valor real de las viviendas.
Tasar la vivienda actual
Informe de rentas: saber cuánto vale alquilar
El primer paso fue solicitar un informe de rentas para su actual vivienda. Este documento recoge cuál es la renta de mercado adecuada para un inmueble con características similares, en una zona concreta y en un momento determinado.
Con este informe, Marina y Pablo pudieron fijar un alquiler competitivo y ajustado al mercado, ni por debajo (perdiendo ingresos) ni por encima (arriesgando que no se alquilara). Además, contaban con un respaldo técnico para negociar con posibles inquilinos desde una posición informada.
El informe también les permitió proyectar con más precisión el ingreso mensual que recibirían, un dato clave para calcular cuánto podrían destinar a la hipoteca de la nueva vivienda.
Informe de tasación: comprar con información
La segunda pieza del puzle fue la tasación de la nueva vivienda, un paso obligatorio si se quiere solicitar una hipoteca, pero también recomendable para no pagar más de lo que realmente vale el inmueble.
El informe de tasación de compraventa analiza aspectos como ubicación, superficie, calidades, antigüedad, estado del edificio, precios de referencia en la zona y otros factores técnicos. El objetivo es claro: determinar el valor real del inmueble para que el comprador sepa si puede abordar la operación. Los bancos suelen ofrecer de hipoteca el 80% del valor de tasación.
Gracias a la tasación, Marina y Pablo descartaron algunas opciones sobrevaloradas y pudieron negociar mejor el precio de su vivienda ideal.
Mercado de reposición: una tendencia en alza
En el proceso de búsqueda, descubrieron que no estaban solos. El mercado de reposición está en auge. Según últimos datos, alrededor del 80% de las operaciones de compraventa en España corresponden a personas que ya tenían una vivienda y deciden cambiar por razones personales: nacimiento de hijos, teletrabajo, necesidad de espacio para cuidar a familiares o simplemente por mejorar su calidad de vida.
Ya no se trata solo de comprar por inversión o por primera necesidad. Cada vez, más familias compran para adaptarse a una nueva etapa vital, buscando zonas más tranquilas, espacios abiertos, habitaciones adicionales o una distribución más funcional.
Alquilar piso para comprar casa grande
Después de semanas de visitas, cafés con planos sobre la mesa y muchas cuentas, Marina y Pablo encontraron su nuevo hogar: un chalé adosado en un barrio residencial, con tres habitaciones, cocina amplia, jardín y un despacho con luz natural. Era todo lo que necesitaban.
Publicaron el anuncio de su piso en alquiler y, gracias a su ubicación y al precio ajustado con el informe de rentas, se alquiló en apenas una semana. Con ese ingreso mensual asegurado, pudieron afrontar la hipoteca con más tranquilidad y seguridad.
Hoy, cuando miran desde el porche cómo crecen sus hijos, Marina y Pablo, saben que tomaron la mejor decisión. No solo por tener más espacio, sino porque hicieron el proceso de forma ordenada, informada y consciente.
Cambiar de vivienda no es solo una operación inmobiliaria: es un paso vital. Y contar con datos fiables —como el valor real de una casa o el alquiler justo de un piso— marca la diferencia entre el estrés y la seguridad. Porque mudarse no es sólo cambiar de lugar: es apostar por una vida mejor con tranquilidad financiera.